Desde niño, he sentido una profunda fascinación por el blanco inmaculado
de una hoja de papel. Armado con herramientas sencillas, un lápiz, una
plumilla o un pincel, siempre he experimentado un placer singular al
transformar ese vacío en un espacio cargado de creatividad, emociones
y sentimientos.
Para mí, el dibujo es mucho más que una técnica: es mi forma esencial de
expresión. Una lucha cotidiana por compartir con los demás aquello que
habita en mi interior.
Han pasado ya más de tres décadas desde que comencé este viaje, allá
por 1984. Desde entonces, me he dedicado plenamente al dibujo y la
ilustración, aunque en ocasiones también he sentido la tentación de
explorar la narrativa.
Esta larga travesía ha germinado en un universo de obras difícil de resumir,
pero llenas de sensibilidad, emoción y con una mirada evocadora al pasado
Aquí os presento una pequeña muestra de ese camino recorrido.
Gracias por dedicarme vuestro tiempo y atención.